Renacida de Las Cenizas Novela

Chapter 57



Capítulo 57

“Dr. Gonzalo…” No tuve más opción que bajar del auto y, bajo las miradas de Matías y Refugia, tomar el asiento del copiloto.

Parecía captar una expresión de reflexión en el rostro de Matías. También podía sentir su desagrado.

Al acomodarme en el asiento del copiloto, Gonzalo dijo: “No recuerdo haberte

dicho mi nombre“.

Eso me dejó sin palabras por un momento.

Solo me froté la cabeza, sin decir nada.

Gonzalo tampoco insistió en preguntar.

“Puedes dejarme cerca, caminaré desde aquí a la escuela“.

Hoy era un buen día para consultar a mi asesor sobre las prácticas.

Gonzalo no hizo más que detenerse al lado de la carretera para dejarme bajar. This is property © NôvelDrama.Org.

Observando cómo se alejaba, suspiré aliviada, preguntándome cómo podía explicar que sabía su nombre.

Perdida en mis pensamientos, llegué a la entrada de la escuela.

Matías estaba allí esperándome otra vez, esta vez sin Refugia a su lado.

No podía creer que, desde anoche hasta ahora, fuera la tercera vez que venía personalmente a buscarme.

Al verme, avanzó rápidamente hacia mí y, sin decir palabra, me arrastró hacia el

auto.

“Matías, ¿qué estás haciendo?”

Sentí como si en ese momento todas mis defensas estuvieran a punto de estallar.

“Regresa a casa, mamá te está buscando

Tiró del cinturón de seguridad y me aseguró en el asiento. Mi instinto me hizo resistir, pero me lanzó una mirada y dijo: “¿Quieres las cenizas de tus padres, no? Si no obedeces, olvídalas“.

Me quedé mirándolo, asqueada por este Matías tan despreciable, que utilizaba lo que más me importaba para amenazarme.

“Así que si hago lo que dices, me darás las cenizas de mis padres? Necesito un plazo,” dije, tratando de mantener la calma y negociar con él.

Pero lo sobreestimé.

Se rio con desdén: “¿Un plazo? Norma, ¿desde cuándo jocias condiciones conmigo? ¿Es por el tipo del Volkswagen de esta mañana?”

¿Hablaba de Gonzalo?

Su enojo era porque hoy Gonzalo me había llevado.

“No te incumbe. Las cenizas de mis padres me pertenecen por derecho. No te debo nada, eres tú quien me debe“.

Nunca antes le había hablado así.

De repente, frenó el auto al costado de la carretera y dijo: “Baja“.

Su humor era impredecible, pero en cuanto me dijo que bajara, me fui sin dudarlo y sin mirar atrás.

Al alejarme, lo oí llamar a su asistente: “Que investiguen. Y díganles que no le den el lugar“.

¿Investigar qué?

Supuse que no tenía nada que ver conmigo, dado que él era abogado y necesitaba investigarlo todo.

Pero, ¿qué lugar?

Efectivamente, al llegar a la escuela y encontrar a mi asesor, él me informó con pesar: “Has faltado mucho últimamente, así que el lugar para la recomendación directa a posgrado se le ha dado a otro estudiante“.

Así que la llamada de Matías había sido para asegurarse de que no me dieran ese lugar.

Apreté los puños, sin decir nada.

Mi asesor, algo apenado, me entregó una carta de invitación para prácticas.

“El profesor sabe que eres una buena estudiante. Esta es una oportunidad para prácticas en el departamento de emergencias del primer hospital. ¿Te interesa?”

15.11

Acepté la invitación para las prácticas con una sonn tensa.

Las prácticas en emergencias era las más duras, pero también era donde más se ponía a prueba a los médicos. Es básicamente la dirección para un médico generalista.

“Lo intentaré. Gracias, profesor“.

Al prepararme para irme, el profesor añadió: “Habla con el abogado Matías“.

Este profesor siempre había sido amable conmigo, y suspiró después de decir

eso.

“La situación con el abogado Matías es delicada, por eso la escuela le da tanta importancia“.

Lo que quería decir era que Matías tenía mucho poder, y no querían ofenderlo, sugiriéndome que negociara con él personalmente.


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