Nunca Mueren Los Deseos (Sabrina y Fernando)

Capítulo 94



Capítulo 94

Capítulo 94

“Vamos, tia”, exclamó Sabrina. No se atrevió a quedarse mas tiempo después de escuchar lo que

acababa de decir el cliente.

Se sintió extremadamente nerviosa cuando abrió freneticamente la puerta para su tia

Afortunadamente para ella, Joaquin era un niño bastante inteligente y obediente. Simplemente

permaneció en silencio después de notar lo ansiosa que estaba su madre.

Se preguntaba si algo le había pasado a su madre.

Necesitaba ser obediente y no molestar más a su madre.

Tanto Sabrina como su tia se sintieron aliviadas al ver lo silencioso que estaba Joaquin.

Fernando ya tenia sus sospechas cuando el dúo empujaba la carriola fuera de la tienda. Parecia que

el niño se parecia tanto a el que era literalmente extraño. Tal parecido…. no despertaria sus

sospechas?

“Espera un segundo, Sabrina’, le gritó Fernando antes de que pudieran salir por la puerta de vidrio.

“¿Señor Santander? ¿Hay algún problema?” Se dio la vuelta y pregunto en un tono firme Como aún no

había renunciado a su trabajo, era natural que Sabrina pretendiera ser cortes con él.

“¿Son esos… tus hijos?” pregunto Fernando con las cejas levantadas mientras se acercaba

lentamente a ellos.

Un hombre imponente instantáneamente se paro frente a Sabrina y Joaquin.

Parecia que Joaquin observaba atentamente al atractivo hombre.

¿Quien es ese hombre?”

¿Qué tipo de relación tiene con mama?”

En comparación con el brillante Joaquin, parecia que Carmen era una persona mucho más educada y

timida. Cuando noto que Fernando se acercaba a ellos, se escondió detrás de su hermano mientras

agarraba la esquia de la camisa de su hermano. Ella también estaba mirando en secreto al hombre de

aspecto amenazante.

Sabrina estaba protegiendo a los niños detrás de ella mientras respondía con un tono tranquilo: “Por

supuesto que no. Son de mi tia. Parecía que las palmas de Sabrina estaban sudando cuando

respondió. Content is property © NôvelDrama.Org.

Una capa de sudor pegajoso cubría sus palmas.

Solo los cielos sabían que se sentia más que aterrorizada en este momento.

Tenía miedo de que Fernando sospechara de ella y también de que pensara que los niños eran suyos

y se los arrebatara.

“En realidad?” Preguntó Fernanda. El obviamente no la creyó.

Sin embargo, por mucho que no estuviera convencido, todavía no tenia idea de dónde venian esos

niños.

Tal vez le resultó extraño ver a un niño que se parecia tanto a él,

“¿Por qué no me cree, señor Santander? ¿Cómo voy a tener hijos si aún no estoy casada?” Sabrina

respondió mientras soltaba una risa incómoda antes de agacharse y acariciar la barbilla de Joaquin

mientras decía: “Oh, Joaquin, ¿podrías decirle a este hombre si soy tu tia?”.

Joaquin no tenia idea de por qué su madre tenia que decir eso.

Sin embargo, como era un niño brillante, haría todo lo que su madre le dijera. Entonces, llamó

obedientemente a Sabrina:

“Tia”.

-Mire, me está llamando su tia ¿Ahora me cree, señor Santander? Sabrina exclamó mientras exhalaba

un suspiro de alivio. Afortunadamente para ella, su hijo era un niño realmente brillante o, de lo

contrario, sus hijos podrían ser arrebatados.

Fernando se rió entre dientes mientras la miraba con una mirada mucho más profunda. Era como si le

estuviera preguntando si pensaba en él como un completo tonto.

“¿Cómo fue esa una explicación razonable?”

“Sabrina, realmente se parece a mi. No me digas que mis genes también están mezclados con los de

tus primos para dar a luz ahora” Fernando entrecerró los ojos como si quisiera entender

absolutamente toda la situación ya que tener hijos ilegitimos no era algo para bromear.

¿Qué clase de logica es esta?”

Sabrina estaba molesta por su lógica.

Sabrina se compuso antes de responder al hombre con un tono tranquilo. “Señor Santander, mucha

gente en el mundo se parece. Lo único es que los hijos de mi tia coincidentemente se parecen un poco

a usted, ¿sabe?”

“Aun tenemos cosas que hacer, Sr Santander, ya nos pondremos en camino”.

Sabrina se dio la vuelta y salió apresuradamente de la panadería con su tia y sus hijos despues de

que termino de decir eso.

Fernando no la persiguió, simplemente miro sus espaldas a través de la ventana desde el interior de la

tienda. Reflexionó en silencio por un breve momento antes de sacar su teléfono para llamar a Ramiro.

Necesitaba hacer una prueba paterna para creer lo que ella le habia dicho.


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