Chapter 18: XVII
Chapter 18: XVII
Capítulo diecisiete
Pov Jexi
La taza de café se siente calentita entre mis manos y el lugar nos aporta un ambiente agradable para
tener lo que tenemos que decir.
Vamos, Jexi, no te rajes.
Intento iniciar una conversación y él carraspea por lo bajo —Inicio yo para poder decir todo lo que
tenga que decir ahora que tengo tu atención —le doy una mirada para que prosiga y doy un sorbo a mi
café —Primero que todo quiero pedirte disculpas por la manera en la que actúe contigo, sé que no
fueron las mejores y que me pasé en más de una ocasión haciendo esto para ti un tanto incómodo, y
no sólo eso, si no las veces que insistía para que estuvieses conmigo, me imagino que eso para ti
también debió ser agobiante —deja de mezclar el café con la cuchara y sus ojos me observan
decididos —lo siento Jex.
Niego y doy un largo suspiro —No te diré que te perdono así de la nada, porque me conozco y sé que
si haces algo que no me agrada te voy a sacar las cosas en cara, pero si de alguna manera el
escuchar que te perdono y que yo también lo siento nos hace volver a tener una —hago comillas con
mis dedos —amistad, entonces no me queda nada más que decirte, lo siento y te perdono... —
observo mis manos al rededor de la taza —pero, —levanto la mirada —si te vuelves a pasar te juro
que no habrán segundas oportunidades y tomaré cartas en el asunto.
Todo eso que dijiste lo aprendiste de mí, de la mejor consejera en palabras del mundo mundial, me
presento, soy Fally.*
Sí, Fally, sí.
Por cierto...*
—Entiendo. Hay algo más que me gustaría decir —me saca de mi mente.
—Prosigue.
—Sé que eres la mate de él —habla suave enfatizando su última palabra refiriéndose a Elián —
también sé por las dudas en las que estás pasando, pero aunque sea déjame cortejarte en su debido
momento. Tú no lo quieres y si lo rechazas sé que, por más mínima que sea la oportunidad, puedo
ganarme tu confianza y así también tu corazón... Jexi, yo te quiero, de verdad.
—Yo sé que me quieres, Neftali, pero no me puedes obligar a estar contigo si no quiero...
Me corta —por eso te digo que todo a su debido momento, por ti esperaría.
Tomo el puente de mi nariz con cansancio —¿No te has puesto a pensar en tu mate? Yo sé que ahí
fuera está, solo que no la buscas, porque estás ensimismado a pensar que yo soy tu otra mitad y no
es así.
—Es que muy dentro de mí siento que es así, tal vez tú no sientes esa conexión, pero yo sí y...
Deja de hablar cuando vemos a una persona jalar una silla de la mesa de al lado y posarla en la
nuestra, se cruza de brazos y todo lo que yo puedo hacer es cerrar mis ojos sin creer lo que estoy
viendo.
Por favor, Fally, dime que ocultaste nuestro olor.
Eso era lo que te iba a decir, lo noté recién llego y pude reaccionar rápido... Otra cosa, REINA. Este
trabajo está mal pagado, solo digo eso.*
—¿Una confesión amorosa? —ve a Neftali con curiosidad y apoya todo su peso sobre el respaldo de
la silla —sigue, campeón, quiero escuchar lo que le dices —anima y ruedo mis ojos molesta.
¿Qué mierda hace aquí?
¿Cómo supo que estaba aquí?
Abro y cierro mi boca para decirle más de cuatro cosas y me detengo al ver a la gente vernos de forma
curiosa, con cuidado me levanto y agarro mis libros, tomo mi mochila de la parte trasera de la silla y
observo directamente a Neftali a los ojos —Hablamos después —giro para verlo a él y noto como sus
ojos azules me ven divertidos —adiós.
Salgo del Internet rápidamente y cruzo la calle con dirección a mi casa, mis oídos sensibles notan sus
pisadas detrás y aprieto mi mandíbula.
¿Qué quiere de mí?
¿Volverme loca? Porque lo está logrando.
No le fue suficiente con dejarme toda intrigada en el elevador, no, ahora también tiene que seguirme,
¿con qué clase de acosador loco me metí?
Con uno sexy de ojos azules y cuerpo de infarto. Oh sí, nena.*
Cállate, Fally.
Volteo para enfrentarlo —¿Qué quieres? ¿Por qué estás aquí? ¿No tienes una vida?
Sonríe —Nunca había visto a alguien que me odiara tanto como tú y eso me dio curiosidad.
Le doy una sonrisa falsa —Pues aprende a vivir con ello, a mí no me cuentes tus problemas —suelto y
doy un paso hacia atrás sacudiendo mi cabeza cuando me doy cuenta de lo que he dicho —olvídalo —
me apresuró a decir y sigo mi recorrido.
—¿Vives por aquí? —cuestiona al posicionarse a mi lado y me detengo en seco.
Claro, él conoce mi casa y si voy sabrá que soy yo.
Muerdo mis labios con nerviosismo y acomodo mis gafas —No —miento —no vivo por aquí, además
eso no te tiene que interesar.
¡¿Ahora que hago?!
¡FALLYYYYYYYYYYYYYYYYY!
¡¿Qué quieres chiquilla garrapatosa?!*
¿Qué hago? ¡Ayúdame!
Vete a casa de Quero, piensa un poco más, cara chancla.*
¿Ya te he dicho que eres mi favorita?
—Entonces te acompaño, ya que mi auto está por aquí cerca —señala a pocos metros la casa de mi
vecina la chillona y veo ese coche negro que resalta su personalidad de casanova.
Niego —Alpha, —trago grueso —creo que ya le he expresado que no me cae ni un poquito bien, por
qué simplemente no me deja en paz, me está estresando y me estoy poniendo nerviosa.
Se cruza de brazos —¿y qué pasa si quiero acompañar a alguien de mi manada como Alpha? No me
puedes negar acompañarte si te lo ordeno.
Suspiro cansada —Vale —sigo el recorrido pasando por mi casa sumamente rápido para que mi
madrastra no me pille y doblo en la esquina para ir dos calles más que la mía.
El silencio reina entre ambos y mis ojos se desvían ligeramente para ver sus diferentes reacciones
mientras camina a mi lado, en un segundo me pilla viéndolo y quito rápidamente la vista sintiendo todo
el calor de mi cuerpo subir a mis mejillas.
No tengo ni que verlo para saber que está sonriendo por la pillada que me acaba de hacer.
—¿Alguna vez te han dicho que te ves tierna cuando te enojas y te sonrojas? —suelta y es suficiente
para que mi corazón deja de latir.
Me detengo a medio llegar a la casa de Quero y mis labios se abren ligeramente, la sangre que no
corría ahora empieza a bombear fuerte y bajo mi cabeza a los libros que tengo en las manos.
Tranquila, Jexi. Solo es una de sus tácticas para hacer que te enamores de él y caigas como todas.
—Sí —miento otra vez —ya me lo han dicho.
—¿Quién? —se acerca —el niño ese de allá atrás —remoja sus labios —discúlpame que te lo diga,
pero él no es para ti.
Acomodo mis gafas y sonrío de forma irónica —Y tú si sabes quien es para mí... Vamos, no me hagas
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—Solo sé que los vi a ambos y me parecieron tan incompatibles —una de sus manos se desvía a su
cabello —no lo sé.
Niego —¿Y crees que está conversación que estamos teniendo tú y yo es compatible? —mis ojos ven
directamente el azul de los suyos —ya te lo he dicho, si te tengo que salvar, te salvo, porque eres mi
Alpha; pero tu actitud, tus acciones, en general el término de lo que eres me molesta y es más que
obvio que por eso no siento nada por ti.
—Ay Jexi, mi querida Jexi —pasa el pulgar por su labio inferior y me pierdo en las líneas de estos
hasta volver a sus ojos —tú me puedes odiar todo lo que quieras, pero recuerda que el odio también
es un sentimiento.